9.25.2007

Benedicto XVI en Austria, entre la verdad y la intolerancia




Queridos amigos, mi artículo de este mes en La Segunda:

A comienzos de mes, el Papa estuvo tres días en Austria, con motivo de los 850 (!) años del santuario mariano Mariazell en la Steiermark o bien Estiria, en castellano.

Durante los tres días de la visita, el tiempo fue inmisericorde con el Papa y con los peregrinos llegados de todo el Este de Europa (y hasta con la plana mayor de los políticos de todos los colores que no se perdieron ni siquiera la peregrinación al santuario.

Pese a la lluvia, al viento y al frío, lo único que se cambió en el programa fue el recibimiento del Papa en el aeropuerto. No se le rindieron honores “en la loza” de Schwechat, sino en un hangar.

Ese mismo día, en Viena, el Papa visitó el el monumento a las víctimas del holocausto. Lo recibió el gran rabino de Viena, Paul Chaim Eisenberg, con una kipá blanca, reservada para las grandes ocasiones.

El cardenal Schönborn (joven arzobispo de Viena y un papabile, así que habrá que seguirle la pista) dijo -y esto es una importante aclaración hacia los grupos neonazis que pululan por estas regiones-:

“Pedro era judío, los apóstoles eran también judíos. María es judía, Jesús, su Hijo, nuestro Seor es judío por ella” (...) La Iglesia cristiana no puede olvidar nunca “el tronco que nos sostiene”. En este contexto, sería bueno recordar que la expresión “nuestros hermanos mayores”, hoy muy difundida en la Iglesia, fue acuñada por el mismo cardenal Ratzinger.

Ante los políticos, Benedicto se refirió a temas conflictivos como no lo había hecho en ningún otro viaje. Supongo que Austria y en general Europa Central y Oriental están preparados para escucharlo:

“Fue en Europa en donde la noción de derechos humanos fue formulada por primera vez. El derecho humano fundamental, el antecedente de todo otro derecho, es el derecho a la vida misma. Esto es verdad desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”.

Es una verdad de perogrullo: si no hay vida humana ¿qué derechos humanos vamos a respetar? “En consecuencia, el aborto no puede ser un derecho humano, es totalmente opuesto a un derecho humano”.

Y al día siguiente en Mariazell (la traducción no literal es mía): “Nuestra fe se enfrenta a la resignación que nos ve como personas incapaces de llegar a ver la Verdad, por considerarla muy grande para el ser humano. Esta resignación es, estoy convencido de ello, el núcleo de la crisis del Occidente, de Europa (...) si no hay verdad entonces el ser humano no puede distinguir entre mal y bien”.

Es este el problema fundamental en Europa de hoy.

”Necesitamos la verdad, pero, debido a nuestra historia, tememos que la fe en la verdad traiga consigo la intolerancia”. Sí, es lo que pensamos y tememos muchos europeos, sobre todo en esta región de Europa, que ha visto, vivido y sufrido los dos totalitarismo más terribles de la historia en menos de un siglo, en nombre de la “verdad” de la raza y de la “verdad” de la clase.

Llegados a este punto, el prof. Ratzinger hace mirar a la iglesia de Mariazell, donde vemos a Jesucristo, primero como niño en los brazos de su Madre y después, en el altar mayor de la basílica, crucificado.

Continúa: “estas dos imágenes nos hacen ver que la verdad no se impone con la fuerza exterior, sino que la verdad es humilde y se da a todos los hombres con la fuerza interior de su propia verdad”.

Sí, “la verdad se expresa en el Amor“. La verdad “nunca es de nuestra propiedad, no es nuestro producto, tal como no podemos producir el amor, tampoco podemos producir la verdad. La verdad sólo se puede recibir y regalar a otros...”.
En Derecho Romano, decimos que nadie da lo que no tiene.

Por algo se afirma en Alemania, que Ratzinger-Benedicto es uno de los dos teólogos alemanes más grandes de la historia. El anterior -dicen hasta los luteranos- fue Lutero.



7.23.2007

El Mundial de fútbol y el baby-boom

Queridos amigos: me publicaron hoy la columna que, según mis cálculos, debía salir mañana en el diario.

La coloco ahora aquí y les agradezco sus comentarios en el mismo foro del diario.

Uno de los problemas más graves que sufren las “naciones industrializadas” es la llamada implosión demográfica. Que es, como se pueden imaginar, lo contrario a la explosión demográfica, tan temida hace tan sólo unas décadas, gracias, entre otras cosas, a la abundante propaganda tremendista del Club de Roma y a algunas organizaciones internacionales pagadas con los impuestos de los ciudadanos de todo el mundo, además de las cuantiosas contribuciones de los “países ricos”.

No se puede negar que estos maltusianos y neo-maltusianos tenían una intención muy buena: salvar a la humanidad, no dudo de su rectitud de intención; sin embargo, se equivocaron, tanto en sus pronósticos, como en la política que ellos aconsejaron y se ha implementado en el mundo entero conviertiéndose en una realidad deletérea para los pueblos que los han escuchado.

Así es, en los años '60 se temía que la población creciera y que lo hiciera desmesuradamente. Por el contrario, actualmente, en Europa desarrollada y no desarrollada, en Occidente y en Oriente, la población, no sólo no crece, sino que disminuye. Sí, en Europa y en los países industrializados (salvo Estados Unidos, gracias a la inmigración), no sólo hemos llegado al crecimiento cero, sino que estamos decreciendo, o, como también se denomina, implosionamos.

Esto trae consigo un sinnúmero de consecuencias económicas sumamente negativas. Surjen entonces interrogantes tales como: quién paga las pensiones y jubilaciones si el segmento activo disminuye progresivamente, qué hacer con las ciudades y las regiones despobladas o bien, cómo impedir que el crecimiento económico sea menor del que lograríamos si no disminuyera la población.

Durante decenios se pensó que, si la torta se repartía entre más personas, el trozo de cada invitado, sería mayor. Pero nos olvidamos que, para producir la torta, se requieren cocineros y que, mientras menos cocineros, menor será la torta. En otras palabras, el ser humano, no sólo consume (lo que ya en sí es bueno y no como piensan quienes sostienen que todo consumo es malo) sino que también produce.

Por tal razón, una noticia mínima, como la que dió a conocer la Oficina federal de estadísticas alemana, ocupó la primera página de los grandes diarios (pequeña, no es el titular del día, pero sí se ganó un lugar destacado en la portada) y ha merecido además comentarios editoriales.

La información oficial es bastante escueta: “En el primer trimestre del 2007: los nacimientos aumentaron mínimamente”.

El número de nacidos vivos en el primer trimestre del 2007, fue de 149.300 niños, que corresponde a un 0,4% más que el año anterior, en que se llegó a los 148.700. Advierten los encargados de las estadísticas que este es un aumento mínimo, de manera que no se puede cantar victoria. Para colmo de males, las cifras indican que 76.700 son varones y sólo 72.600, niñas.

La pregunta decisiva es ¿cómo se explica este aumento de un 0,4% de los nacimientos?

Recurrir al expediente de los inmigrantes es muy cómodo, pero probablemente no es la explicación más adecuada. Generalmente y de acuerdo a los estudios, al menos en un segundo momento, los inmigrantes, acomodan su comportamiento demográfico al del país receptor, en otras palabras, tienen tan pocos hijos como si fuesen alemes desde generaciones.

No, las explicaciones a las que se recurre dicen relación con fenómenos recientes y que han elevado la confianza en el futuro (y la autoestima) de la población: 1) el Mundial de fútbol; 2) el repunte económico, fruto de: a) las medidas de liberalización implementadas por el gobierno de los socialdemócratas y de los verdes, encabezado por Schröder, acusado por ello, de ser neoliberal; b) del efecto Merkel, que aumentó la confianza de la población -y de los inversionistas extranjeros- y c) la buena situación económica internacional (lo que es muy importante para Alemania como exportador número 1 del mundo) y 3) el dinero estatal para los padres.

Pienso que es muy pronto aún para medir los efectos de esta última medida gubernamental que empezó recién el 1° de enero de este año. Y menos aún para considerar los eventuales efectos de la promesa de las salas-cuna, inexistentes para menores de tres años en el occidente del país (en el Este, las hay en demasía, lo que no hay son niños). Me inclino a pensar que no son decisivas.

Más decisivo fue el Mundial y es la mejoría económica. El primero ya pasó; me pregunto cuánto durará la segunda.

En suma, de ninguna manera se puede hablar de un babyboom: es sólo una oscilación de un 0,4% que, como advierten los expertos, bien puede deberse a una casualidad... Habrá que seguir analizando las estadísticas.

La implosión demográfica, el consiguiente envejecimiento de la población y el posterior despoblamiento son fenómenos muy difíciles de detener... intentarlo resulta además muy caro. Alemania es, después de Luxemburgo, el país del mundo que más dinero da “por hijo” y miren como estamos, indudablemente no es un ejemplo a imitar...


La columna es:

El Mundial de fútbol y el baby-boom

7.14.2007

SAP vs Oracle


SAP vs Oracle del miércoles pasado, siento la demora. Bienvenidos todos los comentarios en el mismo diario.

6.18.2007

Merkel vs. Sarkozy - La autonomía del Banco Central



“El Banco Central Europeo debe continuar siendo independiente y no puede ser sometido a presión política”.

Palabras de la canciller Angela Merkel el miércoles pasado en una reunión con miembros de su partido. Quienes vivimos en Europa, no “necesariamente” tenemos que ser adivinos para saber a qué se refiere y a quién o a quiénes va dirigido el mensaje:

Al gobierno francés, a su partido (la Unión por un Movimiento Popular) y especialmente al nuevo presidente Nicolas Sarzozy.

El ex-presidente Jacques Chirac había ya intentado influir en la política monetaria del Banco Central Europeo, para apoyar sus opciones políticas dentro de Francia.

Hace unos días, explicaba el Nóbel de economía, Edmund Phelps, que hay ciertos convencimientos que se repiten entre los políticos y que simplementen no son verdaderos.

Menciona, entre ellos, el intento de combatir el desempleo con la inflación. Esto es, a mayor inflación, menor desempleo, de manera que sería preferible una mayor inflación para reducir las tasas de personas sin trabajo.

Para la economía europea, sería peligrosísimo que el Banco Central quedara sujeto a los vaivenes de la política y a la presión de los gobernantes de turno en los países más influyentes.

No, el Banco Central Europeo -al igual que todo banco central- debe ser garante de la estabilidad y del crecimiento, tal como fue el Banco Central alemán (admirado y emulado en tantos países del mundo).

En él se inspiró el constituyente chileno para darle rango constitucional y asegurar explícitamente su autonomía en la Carta Fundamental (arts. 108 y 109).

La única forma de garantizar la estabilidad económica -condición para el crecimiento- es respetar la autonomía e independencia de esta institución, como asimismo su “carácter técnico” que, en este caso, significa “no político”, o más precisamente no político-contingente.

En esta empresa destinada a intentar influir en el Banco Central, como señalé, Sarkozy sigue los pasos de Chirac quien -dicho sea de paso- accedió, a regañadientes a que el Banco estuviera ubicado en la ciudad alemana de Frankfurt (donde está también el Banco Central alemán); pero con la condición de que su jefe máximo fuese un funcionario francés, en este caso concreto, Jean-Claude Trichet.

La canciller alemana no puede ser más clara. Lamentablemente, sus palabras han trascendido apenas el ámbito de los medios económicos.

Supongo que la mayoría de la población tampoco tiene idea de lo larga y ardua que ha sido la lucha por lograr la autonomía e independencia del Banco Central, por controlar la inflación y garantizar el crecimiento económico, lo que ha significado asegurar el bienestar material y vencer la pobreza en Europa.

Nada podría hacer más daño que una política monetaria populista, fuertemente influida por los gobiernos nacionales.


Merkel vs. Sarkozy - La autonomía del Banco Central

5.14.2007

El Soldado de Bronce de Tallin



En la foto, en su ubicación final. La foto de es Jens-Olaf, del excelente blog Estland (en alemán, con muy buenas fotos, para los que no lean este idioma).

Otro blog muy bueno, por si quieren informarse de Estonia es Itching for Eestimaa



No, no es El Soldado de Plomo, el cuento de Hans Christian Andersen. No es un cuento danés del s. XVIII, sino más bien, un cuento post soviético del s. XXI.

Y por la crudeza de la realidad, más parece un cuento recopilado por los hermanos Grimm, pero en versión original, no en una de Disney.

El Soldado de bronce es un monumento a los militares del Ejército Rojo que lucharon y vencieron a la Alemania nazi en la II Guerra Mundial.

Estaba ubicado en el centro de Tallin, la capital de Estonia, una de las tres repúblicas del Báltico y ex-república socialista soviética.

Estonia restauró su anhelada independencia (gracias a que el último gobierno legítimo elegido en territorio estonio antes de la ocupación del Ejército Rojo, encabezado por el primer ministro August Rei, logró huir a Suecia, salvándose de una muerte segura en un campo de prisioneros, el estado estonio nunca dejó de existir) durante el proceso de desmembramiento del Imperio soviético, conducido por el recientemente fallecido presidente ruso y antecesor de Putin, Boris Yelsin.

En febrero pasado, el Parlemento estonio “resolvió que deberían ser retirados todas los monumentos que conmemoren o celebren a ejércitos que agredieron u ocuparon Estonia”. Se imaginan que hay sólo dos alternativas: los alemanes y los rusos, la Wehrmacht y el Ejército Rojo. Y todos pensaron en el Soldado de Tallin.

Las protestas rusas no se hicieron esperar. ¿Se acuerda alguien del retiro de las estatuas de Lenin y Stalin en la Rep. Democrática alemana? Rusia estaba, en aquel entonces, en medio de la perestroika y de la glasnost y nadie reclamó nada. Hoy, con Putin y los petrorrublos en el bolsillo, la situación es bastante distinta.

Acerca del destino de la estatua de bronce, no se acordó nada, de manera que bien podía haberse fundido y haber hecho del metal... arados, como pide el pacifismo...

A principios de mes -durante la noche ya que se temía la resistencia de la minoría rusa en Estonia- el monumento fue retirado por las autoridades legítimamente elegidas en un proceso democrático y que, en consecuencia, como señaló la canciller Merkel, pueden adoptar libremente sus decisiones.

Para los rusos, el monumento es un homenaje a los millones de militares rusos que inmolaro su vida en aras de dar la libertad a los pueblos del Este de Europa.

El problema es que para estonios, letonios y lituanos, el Ejército Rojo no significa solamente liberación; sino que, en el mejor de los casos, liberación de una tiranía para caer en otra.

La marcha de miles de soldados de bronce en territorio báltico, se tradujo en deportaciones en masa, asesinatos, en represión inmisericorde y, desde el punto de vista del derecho internacional, en ocupación de su territorio.

En suma, en el inicio de una nueva represión tan cruel como la anterior.

Además, Estonia mal podía mirar a la URSS como una potencia liberadora si pocos años antes, había firmado con la Alemania nazi, el Pacto Hitler-Stalin, de acuerdo al cual, Estonia, Letonia y Finlandia cayeron en la zona de hegemonía soviética; Lituania, por su parte, en la de influencia alemana.

El pacto entre las dos potencias fue un intento de revertir lo acordado en el Tratado de Versalles y de reconstruir los dos imperios, volviendo al estado anterior a la I Guerra.

Después de que la embajadora de Estonia en Moscú decidió -a instancias de Alemania- “irse de vacaciones” y los jóvenes rusos decidieron abandonar el sitio en torno a una representación diplomática de la Unión Europea en la capital rusa (!), la situación ha ido calmándose. Pese a que se ha iniciado una serie de medidas comerciales en contra de Estonia.

El gobierno estonio decidió (¿o lo habrá decidido antes?) trasladar el monumento incólume a un cementerio militar en la misma ciudad de Tallin. No en las afueras, como han informado errónemanente algunos medios occidentales, sino en la misma ciudad y en un lugar bastante central.

Y, en un gesto increíble, el 8 de mayo, día en que se celebra en Occidente (en la URSS se celebraba el 9 de mayo, costumbre que Rusia, Bielorrusia y alguna otra república continúa) la Victoria sobre Alemania, el primer ministro estonio, Andrus Ansip, el ministro de Defensa y el del Interior hicieron algo que ninguno de sus predecesores había hecho: acudieron al Monumento del Soldado soviético y le depositaron flores en memoria de los soldados del Ejército Rojo caídos durante la guerra. Pero no fueron solos, el cuerpo diplomático los acompañó, todos menos uno: el embajador ruso Nikolai Uspenski.


4.12.2007

El Oscar alemán : La Vida de los otros

El Oscar alemán : La Vida de los otros



Como ya no existe el link en el diario, copio el artículo aquí:

En 1980, la película alemana occidental “El Tambor de hojalata”, basada en la novela homónima del hoy confeso miembro de las Waffen SS, Günther Grass, obtuvo el Oscar a la mejor película en lengua extranjera.

27 años más tarde, otra cinta alemana ha obtenido el Oscar a la “mejor película extranjera”, como se la denomina comúnmente.

“La vida de los otros” no es producto de una parte del país, sino de toda Alemania: de la Alemania reunificada en 1990. La historia, eso sí, está ambientada, en Alemania oriental, en la otrora autodenominada República democrática alemana que poco y nada tenía de democrática.

Al igual que en “Good bye Lenin”, la aplicación práctica del materialismo dialéctico se nos revela como una gran mentira y todo el sistema político y cultural creado al amparo del marxismo, es desvelado como un mundo basado enteramente en la falsedad.

Como película, “La vida de los otros” no me gustó: es muy lenta, la mayor parte del tiempo carece de suspenso. Los diálogos podrían haber sido mejores. También la música. Además, la sobreactuación parece ser un problema típico del cine alemán.

Lamentablemente, una de las mejores escenas, no apareció en la versión final: aquella en que el dramaturgo Georg Dreyman conversa con el ex-ministro Bruno Hempf. Más bien en que el primero -incapaz de escribir después de la caída del bloque oriental- es interpelado por el ex-ministro y éste le cuenta que él, en “la nueva Alemania”, es un hombre de negocios -podríamos llamarlo un capitalista cualquiera- y explica que, se dedica a los negocios: “a los negocios con los rusos”, aclara.

Hempf cuenta además que su hijo es diputado del PDS (sucesor de la SED, el partido único de Alemania del Este) en el Bundestag. Una situación que no está lejos de la realidad.

En cuanto al capitán de la Stasi (policía de seguridad del estado) Gerd Wiesler, me parece que su metamorfosis -ese cambio radical que lo hace proteger a quien debía vigilar y sobre quién debía encontrar pruebas para ser castigado por el estado- no se explica satisfactoriamente.

Sólo podemos hacer especulaciones. ¿Estaba enamorado de la actriz Christa-Maria Sieland? ¿O era un convencido socialista, decepcionado por la promiscuidad del ministro, que se aprovechaba sexualmente de la mujer que él admiraba? Y, ¿en consecuencia, protege a Georg, el conviviente de Christa?

¿O tal vez Wieslar quería impedir los abusos sexuales de los días jueves, en que ella era la víctima del ministro? Excesos que Christa consentía para continuar siendo la actriz número uno del país comunista, en que todo el arte y toda la cultura estaban controladas por el estado...

Georg no le puede pedir fidelidad a ella, fidelidad es una palabra que no existe en su vocabulario. Le pide que no vaya a su encuentro con el ministro, pero ella le contesta “tú tambien te acuestas con el sistema”. ¿Será el arte comprometido políticamente siempre una prostitución?

Wiesler no es Adam Zielinski, en “Karol, un uomo diventato Papa”. No mejora realmente, no es ni parcialmente rebelde, como el subteniente de la Stasi Axel Stigler, destinado a revisar la correspondencia, por el resto de sus días, sólo por haber contado un chiste sobre Honecker.

Si el socialismo real no se hubiera desplomado, Wieslar habría seguido trabajando para el estado. Habría continuado controlando a “los otros”: abriendo su correspondencia y revisando su contenido (la Stasi controlaba un promedio de 600 cartas por hora) y denunciando a los vecinos a quienes vigilaba cada noche desde su amplio departamento (que correspondía a un privilegiado del régimen).

Una de las críticas a la película -proveniente de historiadores y de quienes administran los expedientes de la Stasi- es que, entre los oficiales de la policía estatal no hubo ninguna transformación a lo Wieslar. Nunca un colaborador de la Stasi protegió, ocultó o ayudó a las personas a las que debía vigilar o inculpar.

Al final de la película, Georg Dreyman vuelve a escribir, logra hacerlo después de conocer la verdad: él fue traicionado vilmente por aquellos a quienes servía, en concreto, por el ministro Hempf, quien codiciaba a la actriz que él amaba (elemento algo telenovélico).

Titula su primera obra en la Alemania unificada “La Sonata del hombre bueno”, el último regalo del director de teatro Albert Jerska, el amigo que se suicidó después de ocho largos años en que el estado le prohibió trabajar.

Georg dedica el libro a quien considera su “salvador”, al capitán Wieslar o HGW XX/7, sin conocerlo (sólo lo observa una vez furtivamente por la calle, en lo que es la antitesis del espionaje y la denuncia). Me pregunto si Wieslar puede ser considerado verdaderamente un hombre bueno. Me inclino a pensar que no.


3.07.2007

Lennart Meri : El comunismo ha muerto, pero nadie ha visto su cadáver



Gracias al blog Estland, por la foto (Wir haben einen großen Europäer verloren - Lennart Meri)

El comunismo ha muerto, pero nadie ha visto su cadáver

Mi columna de esta quincena en el diario. Se agradecen los comentarios.

Para entender mejor la columna (información extra para los lectores de este blog): No dejen de leer -con más calma- el discurso de Lennart Meri en Suecia, al que me refiero en la columna.

Lo que cuenta Ross Mayfield es también digno de leerse.

En el ámbito de habla alemana, recomiendo este artículo del blog Estland Wir haben einen großen Europäer verloren - Lennart Meri, aunque no sepan alemán, vale la pena ver las fotos, sobre todo la primera... que es muy divertida y su autor explica que Meri era conocido por su buen humor y por ser un bromista (traducción muy libre del alemán).

El discurso de Carl Bildt en el funeral de Meri (no se preocupen, está en inglés) Aitäh, Lennart! Ja huvasti.

La frase es de Lennart Meri, fallecido hace un año, el 14 de marzo de 2006, en Tallin. Presidente de Estonia entre 1992 al 2001. Fue pronunciada en una conferencia de prensa, en Alemania, en 1990.

Como muchos otros estonios, letonios y lituanos, Meri fue deportado a Siberia, en 1941, en trenes- cárcel (vagones con barrotes, como esos en que se traslada a los animales) con su mamá y su hermano.

En una de sus célebres conferencias, que tuvo lugar en Suecia en 1999, hacía ver que “el comunismo es difícil de definir, pero fácil de describir”.

En esa ocasión, Meri explicaba que en aquellos vagones que trasladaban a los deportados del Báltico a los campos de concentración de Siberia y Asia Central, estaba prohibido cantar. Ello se debía -continúa- a que los militares polacos asesinados en Katyn, entonaban cantos cristianos en los vagones que los conducían a la muerte, lo que desmoralizaba a los soldados soviéticos que estuvieron cerca de no cumplir su misión... y atemorizaba a los comunistas. Para que no volviera a ocurrir lo que los católicos polacos habían estado a punto de lograr, las autoridades ateas prohibieron el canto a los luteranos estonios...

Al partir, su papá Georg Meri -diplomático estonio y traductor de Shakespeare- le dijo “cuida a tu mamá y tu hermano, ahora eres el hombre de la casa”, tenía doce años. Fue la última vez que lo vió.

Sí, él y su familia fueron víctima de una de dos ideologías más deletéreas del s. XX. En efecto, Meri explica que los dos estados totalitarios tenían diferentes uniformes, pero sus soldados eran gemelos. No hay mayor diferencia entre el “ser infrahumano” del nacional socialismo y la “nación hostil” (vrazhdebnaya natsiya) del comunismo, entre una represión y la otra. Entre el Führer y el Vozhd, continúa.

Al igual que tantos intelectuales del “otro lado de la cortina de hierro”, Meri comprendió que si su nación quería sobrevivir al totalitarismo, su única oportunidad estaba en la cultura, la palabra escrita y hablada. Así, Meri se convirió en un gran estudioso de la lengua fino-úgrica (también llamada fino-húngara). Él, como otros, no recurrió a las armas; pero en el fondo “la palabra” fue un arma infinitamente más eficaz y más temida que las kalashnikov soviéticas.

Meri fue un patriota estonio, pero no un nacionalista. Además de su propio idioma, hablaba fluidamente otros cinco. Uno de sus alumnos -o debería decir discípulos- el joven politólogo norteamericano Ross Mayfield cuenta que él conoció Chichén Itzá (en la península de Yucatán) gracias a Meri.

Meri -continúa Mayfield- fue uno de los pocos políticos europeos que han sido capaces de mirar más allá de sus propias fronteras nacionales... al margen -digo yo- de toda la locuacidad que exhibe la Unión Europea.

En uno de los períodos más crítico de la historia reciente, cuando estuvimos a punto de presenciar un enfrentamiento armado al Norte de Europa, en 1991, en la antesala de la autodisolución del imperio soviético, Lennart Meri era ministro de relaciones exteriores de la Rep. Socialista soviética de Estonia, país que se había atrevido a declarar su independencia. Se temía que Moscú reaccionara como en 1956 en Hungría y en 1963 en Praga, esto es, con la fuerza de las armas... y de los tanques.

No deja de ser significativo -a la luz de la prohibición de cantar en los vagones-cárcel- que el movimiento que condujo a la independencia estonia se conozca como la revolución cantando (Singing Revolution), precisamente porque el arma estonia era la palabra, la palabra cantada.

Gorbachov advirtió que no se puede detener el curso de la historia (sobre todo si está basada en un acuerdo internacional como el espúreo pacto Hitler-Stalin) y, en contra de la opinión de muchos de sus correligionarios, reconoció la independencia de Estonia y con ello, inició el proceso de desmembración de la URSS, del cual muchos aún no han podido recuperarse, como lo puso de manifiesto el reciente discurso de Wladimir Putin en la 43 Conferencia de Seguridad en München.

Inmediatamente después de la independencia, Lennart Meri, escritor, productor de películas y dramaturgo -al que no le fue permitido dedicarse al estudio de la historia, pues se le consideraba peligroso para la estabilidad política- fue elegido presidente de su país.

La frase de Meri, que sirve de título a esta columna, tiene un significado especial para nosotros en el mundo occidental. Karol Wojtyla (otro sobreviviente de los dos grandes totalitarismos del siglo pasado) escribe en su libro “Memoria e Identidad”, citando a un político occidental: “sabemos que el comunismo cayó al fin a causa de la insuficiencia socioeconómica de su sistema. Pero esto no significa que haya sido desechado realmente como ideología y como filosofía. En ciertos círculos de Occidente se continúa considerando su ocaso como un perjuicio y se lamenta su pérdida”.


2.20.2007

Ernst Leitz el otro Schindler

Ernst Leitz el otro Schindler

Como el texto ya no está en el diario, lo copio a continuación:

“Con riesgo considerable y en oposición a la política nazi, Ernst Leitz adoptó valientes medidas para trasladar a sus empleados judíos y a otras” personas fuera de Alemania. Son palabras de Abraham Foxman, de la Liga Antidifamación, al entregar a la nieta de Leitz la distinción Courage to Care Award a comienzos de mes.

Entre 1933 y 1943, Ernst Leitz hijo envío a aproximadamente 41 judíos alemanes (con sus familias, llegan a más de cien) a “trabajar” las dependencias de la firma Leica en Francia, Gran Bretaña, Hong Kong y los Estados Unidos.

Hasta ahora, nada se conocía públicamente acerca de la actuación de Ernst Leitz, durante el período nacional socialista. De acuerdo al lema de la familia Leitz, “haz el bien, pero no cuentes nada”, ni Ernst, ni sus hijos, quisieron hablar de ello, actitud muy de acuerdo con la mentalidad alemana de la época.

Gracias a la tenacidad, fundamentalmente de Frank Abraham Smith, rabino norteamericano en Inglaterra, y a la información que recogió el periodista y fotógrafo Norman Lipton, hoy conocemos algo de la valiente actuación de este empresario alemán, propietario de una de las firmas más prestigiosas del mundo en el campo de la óptica.

Hijo de Ernst Leitz padre, fundador de la Leica en la ciudad alemana de Wetzlar en 1869. La preocupación por sus trabajadores fue una constante durante la administración Leitz padre, quien era un brillante empresario con un gran sentido social. En 1885, estableció en la empresa un seguro médico. En 1899, una jubilación para sus trabajadores y un fondo que permitía a sus empleados, construir viviendas. Ya en aquel entonces, la Leica había introducido la jornada de ocho horas.

Leitz hijo asumió la dirección de la empresa en 1920. Miembro del Deutsche Demokratische Partei, partido de orientación liberal, bastante importante durante la República de Weimar. Si hay una colectividad alemana que se enfrentó a los nacional socialistas, fue ésta.

En el directorio del partido, conoció al comerciante Nathan Rosenthal. Pocos días después de la llamada Machtergreifung (1933), Rosenthal relató a Leitz las penurias de su hijo Paul en el colegio, como blanco de la persecusión antisemita... Sin pensarlo dos veces, Ernst Leitz lo contrató como aprendiz en su firma. En 1936, posibilitó que emigrara a los Estados Unidos, como empleado de la dependencia de Leica en Nueva York.

Asimismo, las autoridades nacional socialistas prohibieron a Nathan Rosenthal ejercer su profesión. Leitz arrendó las dependencias de la firma de Rosenthal, para que él y su familia tivieran algunos ingresos, y más tarde, los ayudó a emigrar.

Dieter Türk, uno de los directores de la Leica, escribió una carta de recomendación en beneficio de un comerciante judío pronto a abandonar el país. Ésta cayó en manos de la Gestapo (Geheime Staatspolizei, la policía estatal secreta) y las autoridades quitaron a Türk el permiso de trabajo, lo que significaría la pobreza para él y su familia. Leitz, sin embargo, dispuso que se continuara pagando su sueldo, lo que ocurrió durante el resto del periodo nazi.

En aquel entonces, la Leica, como otras empresas alemanas, recibió trabajadores forzados, que procedían generalmente de países eslavos, a quienes los nazis consideraban como infrahumanos. Los Leitz recibieron ucranianos. La hija de Ernst, Elsie se preocupó de ellos y de que no les faltara nada material, en la medida de lo posible en un país en guerra.

Esta circunstancia, unida a sus intentos (sin éxito) de ayudar a una amiga de origen judío a emigrar a Suiza, le costó cuatro meses de cárcel y probablemente, habría seguido en prisión durante el resto de la guerra, si no hubiese sido porque Ernst hizo lo imposible para que la dejaran en libertad.

Después de la II Guerra, Ernst Leitz supo que los nacional socialistas no se habían atrevido a estatizar su empresa, debido a que sus exportaciones significaban importantes divisas para el país y también a que temían que los trabajadores de la firma defenderían a Leitz por todos los medios. No obstante, habían planeado su expropiación luego de la “victoria final”.

Curiosamente, el acta de las autoridades de la postguerra, en que se comprueba que Leitz no había sido un nazi (en el año 42 tuvo que ingresar al Partido obrero nacional socialista), se perdió. En ella, se documentaban algunas de sus actuaciones que calificaría de heroicas.

Sin embargo, se supone fundadamente que muchos de quienes lo conocieron estaban al tanto de todo lo ocurrido, como insinúa otro liberal, el entonces presidente federal Theodor Heuss, en 1951, en el discurso que pronunció con motivo del cumpleaños número 80 de Ernst Leitz. Heuss hace ver que Leitz “había tomado sobre sí las cargas que se colocaron sobre otros”.

Su vida nos demuestra que, dentro de la sociedad más injusta y en las condiciones más adversas, se prueban los hombres y mujeres libres.


1.25.2007

Corrupción: riqueza y pobreza


Corrupción: riqueza y pobreza mi artículo de hoy, comentarios en el mismo diario, please.

El artículo de Lambsdorff está, en HTML y también en pdf

Lamentablemens hay sólo una foto suya, esta: