12.26.2006

La muerte del dictador

Saparmurat Niazov nació en 1940 en Aşgabat, ciudad situada en un oasis del desierto de Kara Kum al pie de las montañas de Kopet Dag. Su padre cayó combatiendo al nacionalsocialismo durante la II Guerra y su mamá murió en un terremoto que asoló Turcmenistán en 1948.

Estudió ingeniería en Rusia, en Lenigrado, que hoy ha vuelto a llamarse San Petersburgo. Entonces, ingresó al Partido Comunista, condición indispensable para subir en la sociedad.

En 1985 alcanzó la cúspide de su carrera política, convirtiéndose en el jefe supremo de una república socialista soviética. Saparmurat Atayévich Niyazov -como se llama ahora, después de haber adoptado el alfabeto latino turcomano- era ya premier de su país durante la época soviética.

En 1991, apoyó el golpe de estado en contra de Gorbachov, cuyo objeto era hacer retroceder el reloj de la historia y dejar sin efecto las reformas impulsadas desde el mismísimo Kremlin. O sea, fue uno de quienes se opuso por la fuerza de las armas a la glasnost y a la perestroika.

El fracaso del putsch aceleró el proceso de desmembración de la URSS y condujo a la independencia de Turcmenistán. Lo que no se tradujo en su democratización, como ocurrió en otros estados: en el Báltico o en Ucrania.

El 28 de diciembre de 1999 fue elegido dictador vitalicio y presidente del Consejo de Estado, formado por ministros, parlamentarios y jueces; de división de poderes, nada. Se autodenominó Turcmenbashi o Padre de todos los turcmenos.

Niyazov dejó el poder el 21 de diciembre pasado, en que el inmortal... murió.

No dejó reglas de sucesión. Como no permitió el surgimiento de líderes a su lado, ni tampoco de una élite que pudiese hacerse cargo del país después de su muerte -la figura de Niyazov era demasiado grande, fuerte y poderosa para tolerarlo- su país se enfrenta a un grave problema de acefalía.

Es probable que lo suceda su hijo Murat (39 años). ¡Viva la monarquía hereditaria!

De no ser así, Turcmenistán podría verse sumido en el caos y Rusia podría intervenir. Es posible que los diferentes clanes intenten hacerse del poder. La lucha por lograrlo desestabilizaría a Asia Central. Escenario muy peligroso, no sólo porque peligraría el abastecimiento de energía a Europa, sino también porque Turcmenistán limita con Irán.

Es el quinto país del mundo en reservas de gas. Cuenta también con petróleo en abundancia. Vive de ello y de la producción de algodón. Sin embargo, se calcula que un 58% de su los cinco millones de turcmenos sobrevive en la pobreza.

Gazprom compra a Turcmenistán anualmente cien mil millones de metros cúbicos de gas que luego vende a Europa occidental. Uno de los escenarios posibles es que el sucesor del Turcmenbashi -quien quiera que sea- decida rescindir el contrato con la empresa rusa y cerrar convenios directamente con la Unión Europea.

Con el precio de la energía en el mercado internacional, no es raro que Niyazov haya convertido Aşgabat en una ciudad de lujosos edificios, rodeada de pobreza. La construcción está a cargo de consorcios occidentales.

El Turcmenbashi escribió la Ruhnama o Libro del espíritu, una suerte de autobiografía, ficción histórica y guía espiritual, texto escolar obligatorio. La DaimlerChrysler pagó su traducción al alemán. Niyazov cambió el nombre al sábado por el de Ruh Gun, esto es el día en que se lee la Ruhnama.

También rebautizó los meses: enero se llama Turcmenbashi. Abril, Gurbansoltaneje, en honor a su mamá (entre las muchas estatuas suyas, hay una en que su mamá lo está amamantando). Septiembre se llama Ruhnama, dedicado a su libro.

Turcmenistán tiene un 40% de población menor de catorce años. Inimaginable para Europa. Si las fronteras turcmenas se abrieran, sería una fuente inagotable de inmigrantes.

En Turcmenistán, todos los periódicos, al igual que las emisoras, son estatales. La prensa extranjera está prohibida, incluso la prensa rusa. La radio rusa Mayak fue clausurada. La única radio no controlada por el estado, Liberty's Turkmen, sólo se puede escuchar a través de la onda corta. Como se pueden imaginar, hacerlo está prohibido.

El control de la información es tan ridículo que, en mayo del 2004, se prohibió a los médicos diagnosticar enfermedades infecciosas. Un mes después, se desató una epidemia, que fue declarada secreto de estado. Es muy probable que hayan sucedido muchos otros episodios similares, de los que el resto del mundo no tiene idea.

Otra de las medidas de Saparmurat Atayévich fue reducir los años de escolaridad, de 11 a nueve. Y los de universidad, de cinco a dos.

La represión es inmisericorde. En el país, no opera ninguna organización de derechos humanos, ni ninguna ONG. La limpieza racial se ensañó con los miembros de etnias minoritarias, incluyendo a los rusos. En el país viven un 85% de turcmenos y el resto, fundamentalmente rusos y usbecos.

El culto a la personalidad del Padre de los turcmenos caracterizó todo su período. En cada ciudad del país hay estatuas suyas. En la capital, hay una estatua dorada, que tiene un mecanismo para que la faz del caudillo mire siempre hacia el sol. Una ciudad en el Mar Caspio lleva su nombre, al igual que un meteorito.

Sin embargo, Turcmenistán está plenamente incorporado a la comunidad internacional. Es miembro de la ONU, de la CIS (que reúne a la mayor parte de las ex-repúblicas socialistas soviéticas) y de la muy importante OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development).




Este video es más bien propagandístico, lo que no significa que no sea bastante impresionante y les recomiendo verlo.

Un video realmente muy bonito aparece en La muerte de Saparmurat Niazov o Saparmurat Atayévich Niyazov o del Turcmenbashi

Una versión más larga de este artículo en Planisferio La muerte de Saparmurat Niazov o Saparmurat Atayévich Niyazov o del Turcmenbashi