9.27.2005

Alemania después de las elecciones


Entender la política alemana implica adentrarse en un sistema de pensamiento político muy distinto al nuestro y, en general, al de los países americanos.

La Ley Fundamental (LF) de 1949 (constitución) instituyó el parlamentarismo, nosotros tenemos un régimen presidencial de gobierno, en que el Presidente de la República es tanto jefe de gobierno como jefe de Estado. En Alemania, el canciller es el jefe de gobierno y el Presidente Federal (actualmente Horst Köhler, quien fuera presidente del FMI) es el jefe de Estado.

El sistema electoral es totalmente diferente al nuestro. Mientras nosotros tenemos un sistema mayoritario, Alemania tiene un sistema electoral muy complicado, que presenta elementos de un sistema mayoritario (el llamado primer voto) y de diferentes sistemas proporcionales (el segundo voto) que combina.

El canciller no es elegido en votación directa por el pueblo (el Presidente federal tampoco) sino por el Parlamento y a proposición del Presidente federal (art. 63 LF). Para su elección se requiere la llamada mayoría del canciller: más de la mitad de sus miembros. Salvo que, en una especie tercera vuelta (caso teórico, pues no se ha presentado aún) en que será elegido quien obtenga la mayoría simple de votos (63 N° 4). En este evento, se constituiría un gobierno de minoría, al que están ya acostumbrados los países escandinavos, pero no los alemanes.

Ahora bien, el canciller Schröder anunció el 22 de mayo pasado -después de que su partido perdiera una elección clave en uno de los Länder alemanes de larga tradición socialista- que, como no tenía el apoyo de su partido, ni de los Verdes -el partido con quien formaba coalición en el gobierno- pediría al Presidente federal, la disolución del Parlamento.

A esto lo autoriza el art. 63 N° 1 LF: Si una solicitud del Canciller Federal de que se le exprese la confianza parlamentaria, no fuere aprobada por la mayoría de los miembros del Bundestag, el Presidente Federal, a propuesta del Canciller Federal, podrá disolver el Bundestag. Pese a que es una institución típica del parlamentarismo, el derecho alemán no contempla la autodisolución del Bundestag. El Constituyente de 1949 rechazó esta posibilidad porque durante la vigencia de la Constitución de Weimar (de 1919) el Parlamento se autodisolvía con excesiva facilidad, provocando el caos político que culminó con el advenimiento al poder del nacional socialismo.

Schröder recibió el voto de desconfianza del Bundestag, en especial de quienes tenían más confianza en él. En un acto que, desde el punto de vista jurídico es una verdadera aberración, Köhler disolvió el Parlamento y llamó a nuevas elecciones.

Éstas -realizadas el 18 de septiembre- dieron la mayoría relativa a la coalición formada por demo- y socialcristianos y liberales, que obtuvo el 45% de los sufragios frente al 42,4% de la coalición hasta ahora gobernante, formada por verdes y socialistas. En consecuencia, ni uno ni otro bando obtuvo la mayoría para elegir canciller en el Parlamento a la primera; pese a que siempre es posible formar un gobierno de minoría aplicando el ya citado art. 63 N° 4.

Para complicar aún más el panorama, un sector pequeño del partido socialista se separó de la colectividad y se alió con otra agrupación socialista (pero ya no socialdemócrata) llamada PDS, que es el partido sucesor de la SED, partido único de la Rep. Democrática alemana. Y esta nueva colectividad, conocida como el Partido de izquierda obtuvo en los últimos comicios el 8,7%. Más que los verdes que quedaron reducidos al partido más pequeño con representación en el Bundestag (8,1%).

De manera que resulta sumamente difícil formar una coalición de gobierno. Por otra parte, muchos temen que Schröder saque de la manga la carta ganadora: una alianza con los post-comunistas del Partido de izquierda, con lo que vería asegurada la mayoría para ser elegido canciller. Alianza que no sería necesariamente una coalición de gobierno, sino que puede manifestarse en la simple tolerancia de dicha colectividad hacia el gobierno de Schröder.
Una situación difícil con un desenlace incierto.

Alemania después de las elecciones

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Recordando a Schröder... lamentablemente, el gobierno de la Gran Coalición, encabezado por la canciller Merkel ha acentuado -si cabe- la política de alza de impuestos: